En este caso, una persona prestó servicios para el negocio de nuestro patrocinado, actuando en nombre de una empresa. No solo no solucionó los problemas, sino que empeoró la situación al dañar todas las máquinas que tocó, algunas de ellas valoradas en más de 100.000 euros.


Reclamaciones fraudulentas

Por si fuera poco, meses después de la finalización de su prestación de servicios empezó a elaborar albaranes y facturas falsas donde pedía 50 euros la hora, se inventó que existieron máquinas que supuestamente también tocó y pidió más de 20.000 euros.

El juicio: descubriendo la verdad

Luego, llevó esa reclamación a los juzgados de Ayamonte, donde el día del juicio se evidenció que toda su demanda era un montaje, reconoció nunca haber hablado de precios por sus servicios e inventó historias inverosímiles como que las máquinas se las cargaban los otros trabajadores. No pudo con la presión del interrogatorio.

Introdujo un documento falso en el procedimiento que, tras una comparación con los documentos originales, descubrimos la falsedad, lo pusimos de manifiesto al Sr. Juez y acabó expulsado del procedimiento.

La sentencia

Esta semana se ha notificado la sentencia donde el juez nos da la razón (era la empresa la que debió reclamar la deuda), nuestro patrocinado no tiene que pagar 21.054 euros y el demandante tiene que pagar más de 3.000 euros de costas judiciales.
El estudio minucioso de las pruebas y la buena preparación con él y del cliente han sido las claves de este procedimiento. Irradia de felicidad al saber por fin que no va a tener que desembolsar las cantidades que indebidamente pedía el demandante.