Hace unos días, un funcionario de un juzgado nos comentó: «Estaba en mi casa, viendo noticias jurídicas, y me salió vuestra web.»
Nos alegró saber que incluso los algoritmos nos colocan donde queremos estar: donde se habla de derecho bien hecho.

Y hablando de eso, compartimos uno de los últimos casos que acabamos de cerrar con una sentencia favorable.

Nuestro cliente, por motivos personales y laborales, tuvo que dejar la zona en la que vivía y decidió transmitir sus participaciones en una sociedad limitada. El día antes de formalizar la operación, el comprador le pidió que firmara un documento redactado de forma confusa, en el que se le hacían asumir responsabilidades que legalmente no le correspondían. Le dijo que, si no lo firmaba, no compraría las participaciones.

Nuestro cliente firmó, y poco después el comprador le reclamó casi 5.000 euros, alegando que había tenido que pagar deudas de la empresa. Tras un análisis detallado, descubrimos que esas facturas no habían sido pagadas y que algunas eran directamente falseadas. Contactamos con la empresa que las emitía, y nos confirmó nuestras sospechas.

Con todo esto fuimos a juicio, y el juez nos dio la razón en sentencia. Aunque el fondo del asunto ya favorecía a nuestro cliente, el juez recalcó un detalle clave: el demandante también debía haber demandado a la otra persona que firmó el documento, lo cual invalidaba su pretensión desde el inicio.

Resultado: el demandante no solo pierde el caso, sino que tendrá que pagar más de 1.000 euros en costas a nuestro cliente.

En Jurado Wilson Abogados defendemos lo que es justo.
Miramos con lupa. Y actuamos con decisión.